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Theresia III

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Description

Siglo XXI

Clínica Veterinaria Rossdale & Partners, Newmarket.

Los sueños de la joven yegua de carretas Theresia III, que terminó aquí, en el mantel quirúrgico azul y rojo de la mesa de operaciones, son encantadores y calmos.

Es absolutamente silencioso aquí.

Absolutamente estéril.

Se encuentra el equipo médico de la clínica, y las buenas manos de Richard Payne, una estrella en la cirugía equina y muy reconocido en toda Inglaterra.

La joven potranca Theresia III está recostada sobre su espalda.

Su cuello, muy largo y casi recto, característico de los Purasangre Inglés, está extendido por completo, y mangueras azules corrugadas entran en su boca, alimentando la sangre y los pulmones de la potranca halotano puro, la anestesia más gentil.

Todas sus patas fueron levantadas, y sus cascos lavados están dentro de bolsas plásticas.

Richard Payne, que está oobservando los monitores alrededor de la tabla de operaciones, está cavando en una de sus manos con un intrincado, brillante instrumento mientras masculla feliz a través de su máscara.

En los monitores se ven la artroscópica operación de la articulación rota en la cual su instrumento escarva.

Además de Richard Payne, las robustas enfermeras inglesas están quisquilleando alrededor con el caballo dormido en la mesa.

Una de ellas levanta constantemente el párpado de la yeguita y prende una luz en su ojo, mientras al mismo tiempo escribe en el teclado con el guante puesto (probablemente el grado de dilatación de la pupila).

Theresia III duerme. El dolor se ha marchado de la articulación rota por las carreras.

Y la anestesia con gas halotano se la lleva a ella, la dulce y pequeña yeguita, lejos de la sala de operaciones a una pastura enorme cubierta de pastos altísimos, con su madre y sus hermanas. La lleva a un espacio de libertad, de amor y felicidad La lleva a la vida para la cual ella ha nacido verdaderamente.

Y la vida que la gente creó para ella es olvidada.

La vida invadida por el dolor en sus piernas quebradas y sus pulmones ardientes y colapsados. Una vida que transcurre en la oscuridad y el hedor de un box del cual la sacan bruscamente y la llevan a un resplandor cegador, con gritos, ruidos de miles de personas que la atemorizan para volver a pegarle y romperle la boca con el freno.

Pero ahora en el mantel quirúrgico azul y rojo de la mesa, esta segunda vida que la gente creó para ella ha desaparecido repentinamente.

Las memorias de esos acontecimientos ya no están más, se desvaneces, desaparecen por completo...Y ahí es cuando la pequeña Theresia empieza su propia carrera!

Y cómo corre! Con cuanta libertad y poder! Con cuanta velocidad y agilidad! Los ruidosos expectadores de las carreras aullarían y razguñarían sus billeteras sucias bajo un completo éxtasis! Oh, si pudieran verla, ofrecerían fortunas por ella!

Ella corre en su sueño, pero sus cascos en las bolsas plásticas corren también, y las gazas esterilizadas, mangueras, ropas plásticas, enfermeras, bolsas y sensores vuelan por toda la sala de operaciones.

Hay una línea estática y gris en el monitor.

En su tambaleo, goteros y vías se caen al suelo, y el mismísimo Richar Payne también. Su bisturí, habiendo trazado un corte invisible en el aire esterilizado de la sala de operaciones, se clava exactamente en el centro de la pizarra con los horarios de las operaciones.

La bella durmiente galopa, mientras sigue recostada sobre su espalda, en el medio del caos vivido en la sala de operaciones.

Pero unos minutos después todo va a volver a la normalidad.

Ellos van a levantar los goteros. Van a ajustar los monitores. Van a darle otro bisturí, y las bolsas plásticas van a volver a ser colocadas en los cascos de la yeguita que estan levantados en dirección al cielo.

Las carreras de caballos han mutilado a la jóven Theresia, como se lo hicieron y siguen haciendo a miles de otros caballos. Su destino y su dolor son típicos de cualquier caballo después de su primer temporada en las carreras.

Hoy Richard Payne la va a curar sin lugar a duda, habiendo realizado una operación artoscópica extremadamente costosa.

Pero por supuesto, él la va a curar sólo para que pueda volver a correr, destruyendo sus articulaciones y arruinando sus tendones y pulmones. Sin embargo, va a llegar el momento en el cual el costo del tratamiento va a superar al valor monetario de la yeguita. Su dueño se va a comprar un caballo nuevo, y Theresia va a desvanecerse.

Su destino está escrito. Va a terminar en el matadero, o asesinada por las altas exigencias del entrenamiento, o va a morir lentamente debajo del trasero gordo de las mujerzuelas que jugan con la vida de esta hermosa criatura en su deporte.

De alguna forma o de otra, la yeguita Theresia va a ser enviada a las pasturas eternas, para encontrarse con su propio Dios equino.

Por Alexander Nevzorov, en su libro El Caballo Resucitado y Resurrecto.

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A picture based on this wonderful story by Alexander Nevorov, on the book The Horse Crucified and Risen. To read it online go here:
books.google.com.ar/books?id=O…

:) 

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Aug 18, 2015, 7:57:46 PM
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BlinkWolf's avatar
Hey, qué alegría ver un dibujo tuyo por acá. Hermoso por cierto. :D